En el corazón de PERUMIN 37, la convención minera más influyente de la región, el ministro de Energía y Minas de Perú, Jorge Luis Montero, reveló una noticia que podría redefinir el mapa global de los metales estratégicos: la firma de un memorándum con Chile que da inicio al ambicioso “Proyecto 51”. ¿El objetivo? Que ambos países provean el 51% del cobre mundial en los próximos 15 años.
La propuesta no se limita a cifras. Montero planteó una visión transformadora: dejar atrás el rol de exportadores de materia prima para convertirse en proveedores de productos de cobre con valor agregado, destinados a industrias de alta tecnología como la automotriz y la aeroespacial. “El objetivo no es solo exportar concentrados o cátodos, sino producir y vender directamente productos de cobre con valor agregado a empresas que fabrican automóviles, a la NASA y a compañías de alta tecnología del mundo”, afirmó.
La alianza con Chile, representada por la ministra de Minería Aurora Williams, se sustenta en una integración empresarial ya existente entre ambos países, lo que facilitaría el cumplimiento de esta meta histórica. “Imagínense ustedes esa fortaleza: dos países con costas en el Pacífico Sur, principales productores de cobre, podrían garantizar el 51% del suministro mundial en 15 años”, destacó Montero, subrayando el rol estratégico que esta unión jugará en la transición energética y la electromovilidad.
Oportunidades para la transformación digital en minería
El “Proyecto 51” no solo abre puertas a la industrialización del cobre, sino también a una revolución tecnológica en la cadena de valor minera. La digitalización de procesos, el uso de inteligencia artificial y la automatización de operaciones serán claves para alcanzar los niveles de eficiencia, trazabilidad y sostenibilidad que exige el nuevo mercado global.
En este contexto, empresas como Robotia juegan un rol fundamental. Con soluciones basadas en IA aplicada, visión computacional y sensores inteligentes, Robotia contribuye a optimizar la extracción de minerales críticos, mejorar la seguridad operativa y garantizar la continuidad de procesos en entornos de alta exigencia. Su tecnología permite detectar anomalías, anticipar fallas y tomar decisiones en tiempo real, impulsando una minería más resiliente, conectada y competitiva.










